Tecnoadicciones

El "enganche" a las TIC

Perspectiva general

Es evidente que las tecnologías de la comunicación y de la información (TIC) han supuesto un adelanto y una mejora en muchísimos aspectos, debido principalmente al ahorro de costes, ahorro de tiempo, capacidad de difusión y fácil acceso. Podemos decir que las TIC han supuesto una modificación del medio a gran escala, no en vano se considera esta que vivimos, la Era Digital. No obstante, y como todas las grandes revoluciones, suponen un periodo de ajuste social en el que las consecuencias se hacen notar. Así por ejemplo, profesionales como el neuro-psicólogo Álvaro Bilbao, hacen recomendaciones sobre la restricción de su uso en los 6 primeros años de vida, aludiendo al efecto negativo que estas tienen sobre el desarrollo evolutivo del niño (Bilbao, 2018). Hace especial hincapié en dos aspectos, el autocontrol y la rapidez de los estímulos, y comenta que, los niños, al estar continuamente estimulados a edades tempranas (videojuegos o internet), no solo tienen menos posibilidades de ejercitar el autocontrol (la máquina manda), sino que se acostumbran a un ritmo estimular superior a lo que se encontraran en lo cotidiano, pudiendo afectar a los procesos atencionales. A esto me gustaría añadir, que no se puede obviar la facilidad de acceso a contenidos inapropiados para la edad (de diversa índole). No se trata de un tema de puritanismo o de educación cultural, sino más bien de recursos de los que a edades tempranas se dispone para hacer frente a según qué contenidos. El mundo que las TIC les ofrece, es muy amplio, muy variado y demasiado complejo para recorrerlo sin vigilancia y sin la guía adecuada

En la actualidad, el concepto de adicción a las nuevas tecnologías, aún no está consensuado ni a nivel científico ni a nivel académico y, hasta el momento, no aparece como tal en los manuales diagnósticos de enfermedades y trastornos mentales (DSM, CIE). Si a esto le sumamos la dificultad que supone dibujar las fronteras entre lo que pueda considerarse un uso saludable de las tecnologías, de lo que pueda considerarse un uso abusivo de las mismas, los ingredientes necesarios generar confusión, están actualmente garantizados.

Actualidad

Desde el primer semestre del 2020 hemos vivido más tiempo en las pantallas que en cualquier otro espacio. La pandemia COVID-19 y el aislamiento o cuarentena como medida de prevención para evitar la propagación del virus, nos han llevado a estar más conectados que nunca.

Según un estudio sobre conductas patológicas en Internet realizado por la ONG Protégeles (colaboradora en programas de la Comisión Europea), el 21,3% de los jóvenes está en riesgo de convertirse en adicto a las nuevas tecnologías; y el 1,5% ya lo es. Un estudio de la VIU asegura que España es el primer país del mundo en uso de las redes sociales.

En relación al producto que más se consume en Internet, el vídeo multi-dispositivo es el que tiene mayor éxito, sobre todo entre los jóvenes entre 14 y 19 años. Hablamos de un colectivo que invierte en la actualidad el 97% de su tiempo en en las redes sociales (RRSS) de Internet, mediante plataformas de comunicación social como Facebook, YouTube y Pinterest, Instagram y Tiktok.

Por tanto, resulta esencial que tanto niños como jóvenes adquieran una salud digital adecuada, siendo el entorno familiar y escolar un pilar fundamental para ello. No todos empleamos las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) de la misma manera ni con la misma facilidad. En los últimos años, hemos podido comprobar cómo el acceso autodidacta de los menores a las TIC ha crecido al mismo tiempo que los problemas asociados con la perdida de intimidad y privacidad. Asimismo, las tecnoadicciones comienzan a ganar terreno, siendo nuestra principal finalidad la de adoptar patrones de uso saludable y seguro de las TIC, llevando a cabo una prevención e intervención eficiente y de calidad.

Generalidades

Perfil del cliente: Niños, adolescentes y adultos.
Sintomatología básica: Dependencia o uso excesivo del teléfono móvil, tablet o cualquier otro dispositivo tecnológico; Estrés, ansiedad o enfado ante la privación de acceso o uso; Bajada generalizada del rendimiento académico; Aislamiento o restricción social; Cambios en el patrón de sueño o restricción en las horas destinadas a dormir; Pérdida de interés en otras actividades que no involucren un ordenador, un teléfono o cualquier otro gadget tecnológico.
Orientación de la intervención: Cognitivo-Conductual y Sistémica (en función de la edad).
Duración intervención: 12 sesiones aproximadamente (3 meses).
Otros detalles: Ante la duda, lo prudente es siempre preguntar a un especialista.

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