Oihana Sagasti

Los grandes cambios vienen siempre precedidos por algún tipo de evento desencadenante, y como no podía ser de otra manera, ese es también mi caso personal. Os cuento:

No siempre me he dedicado al mundo de la psicología, de hecho, vengo del sector de la comunicación, un campo del que he aprendido muchísimo, donde he disfrutado como la que más y donde he podido desarrollar, entre muchas otras cosas, la creatividad, la apertura y las habilidades sociales.

El cambio de dirección se lo debo a mis hijos en primer término y a mi propia mente inquieta en segundo. Sin necesidad de entrar en detalles, os comparto que la decisión vino motivada por la detección de una necesidad mayor que resolver, en ningún caso por la pérdida de interés en la actividad que venía desarrollando hasta el momento. En mi caso particular, el recorrido ha sido al revés en relación a la norma; he ido de la práctica a la teoría, de ahí los 7 años informales y los 9 formales que avanzaba en el titular.

Tengo la suerte de haber podido dedicar la primera mitad de mi vida a una de mis grandes pasiones, y avanzo con la firme intención de completar la segunda mitad con otra de ellas, más motivante incluso que la precedente.