Cognición

Evaluación Cognitiva

“ Habilidad vs Esfuerzo; Éxito vs Fracaso; ¿De qué estamos hablando?”

Las capacidades cognitivas son aquellas que se refieren a todo lo relacionado con el procesamiento de la información, tales como la atención, la percepción, el uso de la memoria, la resolución de problemas, la comprensión, la creatividad, el pensamiento abstracto o analógico, la flexibilidad cognitiva, la asociación, la motivación, la anticipación, la inhibición y la planificación entre muchos otros.

Evidencias científicas

Las evidencias disponibles sugieren que, las diferencias individuales en el factor g (inteligencia), podrían ser explicadas por los conceptos cognitivos de capacidad y de velocidad asociados a la memoria de trabajo (Colom y Flores-Mendoza, 2001). La inteligencia se suele  concebir como una capacidad integradora de la mente, y aunque en el transcurso del presente siglo se han propuesto varios modelos sobre la estructura de la inteligencia, actualmente se toma como punto de referencia obligada el de J.B. Carroll (1993): la teoría de tres estratos (Three Stratum Theory ), donde se hace una distinción entre las aptitudes concretas, las amplias y las generales. En el primer estrato se situarían las aptitudes específicas, en el segundo estrato las aptitudes amplias, y en el tercer estrato se sitúa g, o inteligencia general (Colom y Flores-Mendoza, 2001). Los autores defienden que la memoria (amplitud, memoria asociativa, recuerdo libre, memoria semántica y memoria visual) constituye una aptitud amplia, cuya importancia como marcador de la inteligencia general (g), solamente es superada por la inteligencia fluida y la inteligencia cristalizada.

En relación al rendimiento académico

Tal y como señala Navarro (2003), en la vida académica, habilidad y esfuerzo no son sinónimos; el esfuerzo no garantiza el éxito, y la habilidad cobra mayor relevancia.

La autopercepción de habilidad o la autopercepción de esfuerzo, aun siendo complementarias, no suponen el mismo peso para un estudiante. Cuando se habla de habilidad, la autopercepción es de capacidad, lo que automáticamente repercute en positivo en la autoestima de quién sostiene dicha autopercepción. Sin embargo, cuando se habla de esfuerzo, la autopercepción cambia hacia categorías relacionadas con la falta de habilidad, lo que repercute en negativo en la autoestima de quién sostiene dicha autopercepción. Los factores que subyacen al esfuerzo (sea este mucho o poco) son muy variados, y a veces, el equilibrio entre habilidad y esfuerzo, es complicado.

En el contexto escolar, por norma general, lo profesores valoran más y mejor el esfuerzo que la habilidad, y a menudo, no se presta la debida atención a los factores que subyacen a determinadas conductas manifiestas que pudieran estar señalando la necesidad de atender por separado ambos factores. Así por ejemplo, una participación mínima en clase, no realizar las tareas asignadas, estudiar la víspera del examen, el sobreesfuerzo, copiar en los exámenes, una actitud pasota ante el estudio, las excusas continuadas, las dificultades sociales, el fracaso escolar, la actitud desafiante y un largo etcétera, pueden relacionarse tanto con la capacidad como con el esfuerzo, por exceso o por defecto, en cualquiera de las conductas mencionadas en este párrafo y en muchas otras.

No sólo los estudiantes que están por debajo de la media en capacidad cognitiva para el grupo de edad de referencia, presentan problemas académicos y/o sociales; también los que están por encima de dicha media presentan dificultades, en contraposición a lo que normalmente sostiene la opinión popular.

Por tanto, sea capacidad o esfuerzo, por exceso o por defecto, una correcta y ajustada evaluación, representa la clave inicial para determinar en qué dirección orientar la solución.

Bibliografía:
 
Colom, R., & Flores-Mendoza, C. (2001). Inteligencia y memoria de trabajo: La relación entre factor g, complejidad cognitiva y capacidad de procesamiento. Psicología: teoría e pesquisa, 17(1), 37-47.
 
Navarro, R. E. (2003). El rendimiento académico: concepto, investigación y desarrollo. REICE. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 1(2), 0.

Objetivos de la evaluación

El objetivo de la evaluación cognitiva es determinar con detalle la ordenación del conocimiento y las habilidades de procesamiento de la información en la persona que lo solicita, con el fin de suministrar información sobre sus debilidades y fortalezas cognitivas, normalmente en relación a alguna de las siguientes causas: problemas académicos, dificultades en las relaciones interpersonales, fracaso académico, dificultades emocionales, conductas disfuncionales, problemas laborales, orientación profesional, peritaje para otros fines o por inquietud personal (entre muchas otras posibles).

Se utilizan pruebas estandarizadas cuyos resultados se interpretan de manera cualitativa y cuantitativa, comparando el rendimiento de la persona que solicita la evaluación, con el de personas de su misma edad. La duración de la evaluación dependerá de las pruebas que compongan la batería a aplicar, siempre en función de la demanda.

Procedimiento

El primer paso es llamarnos para programar una primera cita.

Durante esta primera cita podréis contarnos vuestro caso, así como la demanda concreta y los objetivos de la misma. Podréis preguntar todas las dudas que tengáis sobre el problema en cuestión, sobre nosotros o sobre el servicio y sus resultados. Lo normal suele ser que, durante esta cita, necesitemos indagar sobre algunos antecedentes relacionados con el caso para poder definir con amplitud las áreas comprometidas susceptibles de evaluación.

Teniendo en cuenta la información obtenida, vuestras necesidades e inquietudes particulares, os informaremos del número aproximado de pruebas que compondrán la batería de evaluación, así como del tiempo estimado para su aplicación, corrección y elaboración del informe correspondiente. Si decidís seguir adelante, se programarán las citas en función de vuestra disponibilidad horaria y la del terapeuta a cargo de vuestra evaluación. 

Podéis llamar al 610 70 52 88 para solicitar información adicional o utilizar cualquier otro medio de contacto disponible en el resto de apartados de esta página web.

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